Los Constructores de Imperios

Cual tragicomedia o esperpento, con un lenguaje que toca el absurdo, Boris Vian nos cuenta la historia de una familia que asciende en el interior de un edificio. Se ven obligados a dejar atrás todas sus pertenencias a medida que suben al siguiente piso, siempre más pequeño que el anterior, al huir de un monstruoso ruido al cual no le asignan un nombre.

En cada piso del edificio existe un personaje harapiento, con la cara y el cuerpo destrozados por las constantes agresiones físicas, llamado el “Schmürz”. Éste es maltratado, golpeado y humillado a manos de los miembros de toda la familia, del ama de llaves y del vecino. Recibe la rabia de todos, menos de la hija de dieciséis años, fiel testigo de las palizas que se le propinan; sus agresores, culpables, son incapaces de reconocerlo y desconocen si están maltratando a alguien. El “Schmürz” nunca protesta, aguanta los golpes y los maltratos en silencio, como si de su trabajo o de su función vital se tratara.