ART IN THE MEDITERRANEAN

UNA MUESTRA CON CUATRO FLANCOS DE ESENCIALIDAD EN LA GALERÍA O+O 

La Galería O+O nos presenta una exposición colectiva en su línea habitual: marcada por un cohesivo prurito, por una intención amalgamadora de lo diverso, que queda armonizado y heterogéneo a un tiempo. Si algo hace entroncar a los cuatro discursos plásticos implicados, eso es el deseo comunicativo desde diferentes esencialidades:

Son los trabajos de Momò Calascibetta de un intenso expresionismo, muy en la línea de Otto Dix. Todo queda envuelto por entre una atmósfera de caricaturesca musicalidad en la que se integra lo controvertidamente bello y lo feo sin remisión. Se me antojan los personajes de este artista cercanos a los de El Greco, sí, estarían tironeados de un lado por un cierto manierismo y de otro por el arte pop más jacarandoso: distorsiona Momò las formas, dislocando los sinuosos volúmenes, otorgándonos, finalmente, la esencia connotadora que encierran.

Pinta Albert Sesma la inmediatez de los tiempos a través de un abigarrado cromatismo a su vez envuelto en un halo de fina sugestión que pudiera ser la plasmación del movimiento por el que transcurre la vida con fondo de estatismo. Una bruma de melancolía asola el rostro de los paisajes urbanos o de las personas retratadas. Es Sesma un realista real-maravilloso. Es el suyo un “antoniolopismo-asorollado” que acarrea un guiño de esperanza por vías inusuales.

Entroncando con el tachismo en lo que a búsqueda de las esencias por la senda del mero lance cromático (elemento clave de la pintura) se refiere, mas sin que podamos hablar de un simple juego gratuito, se nos muestran las obras de Juan Carlos Julián. Y es que hay en ellas una expresividad inducida; un drama traslucido a través de las vigorosas emociones a su vez entreveradas por entre la mancha y el color, que harían atracar  las obras de este artista en el puerto del informalismo más arrebatado (un estallido de indignación exaspera plásticamente su toma de postura contra la violencia de género en esta ocasión).

La escultura de Xavier Raventós nos refiere esquematizaciones de la más cotidiana pasión; ensambla rudimentos de impensada fructificación lírico-plástica; las porciones son salvadas de la irremediabilidad y ascendidas a un sublime y cooperado estatus por obra del re-creador, que nos ofrece, al fin, sugerentes esquemas de esencias.

Todos, en definitiva, son artistas hondamente comunicativos, dialogantes y aplicados en la muestra de las particularísimas claves de acceso a los reductos de sus respectivos universos creativos.

Sólo nos queda felicitar a Enriqueta Hueso por este nuevo y sugerente proyecto.

                                                                                                                                       Diego Vadillo López