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El 'Cant de L’Estoreta' (Canto de la Alfombrita), cancioncilla entonada para llamar la atención de los vecinos del barrio, comentan los entendidos, estaba enraizada el siglo XIX con los pregones de los miles de vendedores que voz en grito, ofrecían su mercadería o servicios en medio de las calles. Podrían considerarse como los primeros pregones falleros de la historia. Con eso tenemos que, el Cant de l’Estoreta, se inscribe en la línea de los viejos pregones valencianos aunque cantado y realizado por chiquillos.
Esta costumbre gremial, infantil, pero sobre todo popular, tuvo mucho éxito en las primeras fallas, pudiendo llegar a decir que forman parte del nacimiento de la fiesta fallera, pero con el paso del tiempo fue cayendo en desuso poco a poco. Aunque en 1935 esta costumbre se institucionalizó como fiesta.
Hoy en día esta fiesta de ‘Cant de l’Estoreta’ se rememora en forma de festival-concurso, todos los años gracias a la comisión fallera de la Plaza del Árbol del sector del Carmen y a la de Bloques Playa del sector Marítimo, con la colaboración de la Junta Central Fallera.
Este concurso se remonta al año 1961, en que unos falleros de la Plaza del Árbol (a la cabeza Manuel Aliaga Hernández) quisieron rememorar su juventud recorriendo esta demarcación de la barriada del Carmen, ataviados a la antigua usanza de los chiquillos de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y arrastrando una estoreta velleta (alfombra viejecita), pidieron a los vecinos algún trasto viejo para organizar con ellos, una hoguera que acompañara a la Cremà de su falla.
Los niños representaban la sociedad valenciana de siglos pasados, a través de antiguos oficios como la bunyolera (vendedora de buñuelos), las vendedoras de puestos de pescado y verduras, el femater (trapero, basurero)...etc y a través de su indumentaria. También se reconocían personajes históricos como el Padre Jofré o Alfonso XIII. En este concurso se entregan los premios al 'Conjunt', al 'Xiquet més típic' y al 'Cant'.